sábado, 17 de octubre de 2009

Inteligencia Emocional

Inteligencia Emocional
Un artículo fechado por la agencia efe desde Jerusalén y publicado por Raquel Ortega en el diario El Colombiano, redefine el concepto de inteligencia afirmando que para ser inteligente no basta con tener conocimientos ya que una persona puede ser brillante desde el punto de vista intelectual, o creativa y talentosa, y al mismo tiempo tonta.
Según la psicóloga
Varda Raziel-Jacont, el nuevo concepto de inteligencia emocional consiste en una combinación de carácter, control de sí mismos, autoconciencia y optimismo, lo que permite a la persona inteligente aprovechar mejor sus capacidades.Medellín, Octubre 15, 1996. Pág.8B

—«La verdadera inteligencia nada tiene que ver con la capacidad de elaborar pensamientos elevados sino que es una combinación de la capacidad de manejar los sentimientos y de comunicarse.

—Esto incluye la comprensión, el sentido común, el aprender de la experiencia, de captar los hechos y conocimientos en su contexto general, así como la capacidad de observación y discernimiento.

—Y también el conocimiento de sí mismos, la capacidad de escuchar, de captar lo esencial y de juzgar correctamente, la mente abierta, el pensamiento independiente, la moderación antes de tomar una decisión y el análisis de todos los puntos de vista posibles».
La psicóloga afirmó
que la inteligencia depende de un ambiente humano, social e intelectual adecuado, que permita evitar los extremos de certeza absoluta o de duda paralizante. Además, no puede darse en casos de ambición extrema, fanatismo, obsesión u otras perturbaciones afectivas, que imposibilitan la moderación y el juicio que están en la base de la inteligencia.

Esto me recuerda el experimento realizado hace algunos años cuando para saber cuál era más inteligente, reunieron un niño israelí con otro africano en igualdad de condiciones y de acceso a la resolución de Necesidetes. Ambos niños, el negro y el blanco, se desarrollaron igual de inteligentes sin que uno desplazara al otro.

No confundir
todo lo anterior con la afirmación de otros teóricos que predican que para tener éxito en la vida no hay que ser inteligente sino avispado y hasta se atreven a dar el ejemplo de que Einstein dirigió un laboratorio de investigación formidable, pero no hubiera podido dirigir una empresa. Enrique Falla, Éxito Latino, Pág. 67

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