El Ojo
Un día el Ojo exclamó:
—Veo a lo lejos de estos valles,
una montaña envuelta en un azul velo
de niebla. —¿No es hermosa?
El Oído escuchaba esto,
y tras escuchar atentamente otro rato dijo:
—¿Pero dónde se encuentra
esa montaña que no la escucho?
Luego la Mano habló y dijo:
—Es inútil tratar de tocarla y sentirla;
—No encuentro ninguna montaña.
Y la Nariz dijo:
—No hay ninguna montaña cerca de aquí.
—No puedo olerla.
Después el Ojo se volteó hacia el otro lado
y los demás sentidos comenzaron a susurrar
de la extraña alucinación del Ojo.
Y hablaron entre sí:
—Algo debe andar mal en el Ojo.
Gilbrán Khalil Gilbrán
Escritor libanés
(1883-1931)
Un día el Ojo exclamó:
—Veo a lo lejos de estos valles,
una montaña envuelta en un azul velo
de niebla. —¿No es hermosa?
El Oído escuchaba esto,
y tras escuchar atentamente otro rato dijo:
—¿Pero dónde se encuentra
esa montaña que no la escucho?
Luego la Mano habló y dijo:
—Es inútil tratar de tocarla y sentirla;
—No encuentro ninguna montaña.
Y la Nariz dijo:
—No hay ninguna montaña cerca de aquí.
—No puedo olerla.
Después el Ojo se volteó hacia el otro lado
y los demás sentidos comenzaron a susurrar
de la extraña alucinación del Ojo.
Y hablaron entre sí:
—Algo debe andar mal en el Ojo.
Gilbrán Khalil Gilbrán
Escritor libanés
(1883-1931)
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