Todas las partículas
que forman la materia vibran con una determinada frecuencia, a un periodo de oscilación y con una longitud de onda.
Cuando la frecuencia
propia de un cuerpo coincide con la frecuencia de una excitación externa se da lo que se conoce como resonancia. Por ejemplo una onda sonora cuya frecuencia coincide con la del cristal de una copa de vino, hace que estalle.
Es lo que llaman aniquilación.
De ahí que el arma más peligrosa en la actualidad es la de los infrasonidos para grabar determinados mensajes que sublimen las actuaciones de la gente.
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