miércoles, 21 de octubre de 2009

Nuestra Mente


Los ciegos verán y los sordos oirán

Queda pues identificado el cerebro con su masa encefálica, con dos hemisferios, con sus lóbulos, corrugaciones y cisuras, su billionada de neuronas con mielina, dendritas y axones. Admitamos la reacción química y eléctrica que existe entre estas células. Eso es el pensar. El cerebro emite ondas alfa, beta, gama, teta, zeta, etc. etc. etc.


Y paralelo a esta masa tangible se forma otra que no se ve, es la Mente que el mundo exterior y los sentidos le dan forma. Que es moldeada, que es masajeada, que es manipulada y recargada con información.

Podemos afirmar categóricamente -al igual que Llinás- de que no existen los colores, ni los sabores, ni los olores, ni los sonidos, ni el tiempo.


Lo único que existe en la naturaleza
son ondas electromagnéticas que de acuerdo a su longitud y frecuencia le damos un nombre. Ondas que han existido de eternidad en eternidad. Pero solo hasta finales del siglo IXX alguien se puso a experimentar con alambritos como antenas y descubrió las ondas de radio, y a principios del siglo XX otro descubrió las ondas de televisión, y las microondas, y las ondas de telefonía celular y wireless son descubrimiento reciente. —“El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre y para mencionarlas era preciso señalarlas con el dedo”. Cien años de soledad

En el espectro electromagnético
las ondas ubicadas en el rango de mayor longitud generan luz y corresponden a las vibraciones eléctricas, detectable por métodos radiotécnicos; las que tienden a longitudes cortas corresponden a la excitación de los electrones de los átomos hasta llegar a procesos nucleares, generan calor, allí están los rayos ultravioleta, rayos X, rayos Gamma, y la radiación cósmica, detectable por método fotoeléctrico.

Esas ondas son las que percibe nuestro organismo
a través de todos los sentidos y sistemas.

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