
Lectura
Desiderata
Pergamino anónimo encontrado en un Monasterio de Belgrado en 1654.
Desiderata
Pergamino anónimo encontrado en un Monasterio de Belgrado en 1654.
Este pergamino se conoce como ‘El deseo de los deseos’ o Desiderata, pero aparece registrado desde 1927 a nombre de Max Ehrman (1872 USA 1945) un filósofo de Harvard, cuya viuda lo publicó en 1948. Este poema también apareció publicado en 1692 en una tumba antigua en la iglesia de San Pablo en Baltimore, Maryland.
Y dice así:
—«Camina placido entre el ruido y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio. En cuanto te sea posible y sin rendirte mantén buenas relaciones con todas las personas. Enuncia tu verdad de una manera serena y clara.
—«Camina placido entre el ruido y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio. En cuanto te sea posible y sin rendirte mantén buenas relaciones con todas las personas. Enuncia tu verdad de una manera serena y clara.
—Escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante, también ellos tienen su propia historia. Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, pues son un fastidio para el espíritu. Si te comparas con los demás te volverás vano y amargado, pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
—Disfruta de tus logros lo mismo que de tus planes, mantén el interés en tu propio trabajo, por humilde que sea, él es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.
—Se cauto en tus negocios, pues el mundo está lleno de engaño, mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe. Hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales, y donde quiera que vayas la vida está llena de heroísmos. Se tu mismo, en especial no finjas el afecto y no seas cínico en el amor, pues en medio de todas las arideces y desengaños, él es perenne como la hierba.
—Acata dócilmente el consejo de los años y abandona con donaire las cosas de la juventud. Cultiva la firmeza del espíritu para que te proteja de las adversidades repentinas, no te angusties con imaginaciones, muchos rumores nacen de la fatiga y la soledad.
—Sobre una sana disciplina, sé benigno contigo mismo. Tú eres una criatura del Universo, no menos que las plantas y las estrellas, tienes derecho a existir, y sea que te resulte claro o no, indudablemente el Universo marcha como debiera.
—Por eso debes estar en paz con Dios cualquiera que sea la idea que tengas de él y sean cuales fueran tus trabajos y aspiraciones, conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida. Aún con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso.
—Anímate, esfuérzate por ser felíz!»
(La foto no corresponde al pergamino desiderata, es la primera página del la Biblia de Gutemberg para ilustrar esta entrada)
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