
Cuando esto ocurre
todo el ambiente queda inundado de substancias volátiles que inciden sobre el órgano vomeronasal del bulbo olfatorio para ser detectado por el sistema quimiosensorial de los filamentos de la mucosa de la glándula pituitaria.
todo el ambiente queda inundado de substancias volátiles que inciden sobre el órgano vomeronasal del bulbo olfatorio para ser detectado por el sistema quimiosensorial de los filamentos de la mucosa de la glándula pituitaria.
Entonces el cerebro percibe
el olor de su hembra a través del sistema límbico aunque la persona no lo note, y viceversa. Qué maravilla! Ondas de androsterona que es afín a la testosterona danzan en el ambiente. Enamoradas, atrayéndosen, acariciándosen.
Los científicos afirman
que los espermatozoides tienen capacidad olfativa y atraídos por las substancias del óvulo es como logran alcanzar su meta. Son guerreros valientes detrás de la coronación de una reina sensual, tierna, amorosa, complaciente. Sólo un guerrero invicto del turbante violeta lo logra.
Simbólicamente
cuando el colibrí inicia su aleteo tras el néctar de las flores en el jardín de las delicias, en el lecho nupcial el hipotálamo toma conciencia de la atracción que producen sensaciones en el sistema límbico y la erección del Yang está a todo dar atraído por la orkídea que le ofrece la Yin.
Chispazos de ricura,
chispazos de delicia, solo reservados para los dioses del Olympos. Goce celestial, disfrute terrenal. Únicamente el profundo Kulhonda de la hembra vence la espada del guerrero, el huracán ha terminado y es la única batalla donde el vencedor sale triunfante, aún agarrado a su trofeo ofrecido con ternura, con amor, con pasión, para poblar esta tierra de nuevos guerreros.
(Gráfico ilustrativo tomado de revista Cambio 16, Octubre 17, 1994, pág. 70. Gaby Miketa, Focus)
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