
Palabras Mágicas
Cuando ambos amantes pronuncian las palabras mágicas, la membrana kósmika del pluriverso titila en sus once dimensiones, la Selene Luna guiña el ojo coqueta y el Sol Inti lanza su ímpetu de semen coronal iluminando el espacio/tiempo.
—«En aquel tiempo dijo Chimbuzí a sus discípulas: el Amor nunca deja de ser! Es como la Luz del Sol Invicto que al pasar por un prisma se perciben sus longitudes de ondas componentes, los siete colores del Manto de Iris».
Con base en la física nuclear
hay colores fríos (tonos azules), colores tibios (tonos amarillos), hay colores calientes (tonos del rojo). Así es el Amor, único y variado. Hay amores amarillos, amores violetas, y hay amores ardientes. Al igual que la Luz, el Amor a todos ilumina, deslumbra o encandila, y nos da visibilidad de acuerdo con el color [u onda] que absorbe y los colores [u ondas] que refleja y se adhieren como las partículas de humo.
El Rabí de Galilea,
El Rabí de Galilea,
Y’shua Bar Yusuf, dijo en su momento que “amaos los unos a las otras entrañablemente, de corazón puro” y agregó que “en la casa de mi padre muchas moradas hay”. Igual acontece con el amor en sus diversos niveles y manifestaciones. Se aman objetos como un libro de Gabo o mis zapatos viejos, se aman mascotas como una gatita siamesa o la mejor almohada, y ocupan lugar en las moradas del Amor las personas que nos son allegadas con aquella tendencia social electiva del amor filial, del amor maternal, del amor fraternal, del amor solidario, del amor virginal, del amor carnal, del amor pasional, y no queda más remedio que adorarlas porque, viendo los hijos de los dioses que las hijas de los hombres eran hermosas las tomaron por esposas. 1Pedro 1.22; Juan 14.2; Génesis 6.2
En este planeta
de seres divinas descendientes de Gyna sapiens hay espacios de lubricación excitante en todas partes y que es detectado por los otros sentidos diferentes a la vista, olfateado por el epitelio del órgano vomero nasal, vibraciones de longitudes de onda que hacen al hombre más hermoso y a la mujer más deleitosa en su neurofisiología, expresando pura dopamina del sistema nervioso central y periférico para un mecanismo neuroquímico del amor que nos permite pasar de la ionización sensorial de endorfinas y feromonas a la acción potencial del contacto sexual con lisura y refinamiento para disfrutar de la alquimia del Kundalini con base en un biorritmo bien sensible.
Los filamentos sensitivos de la mucosa pituitaria perciben las señales y las conduce al tálamo que toma conciencia de las sensaciones en el sistema límbico.
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